Uno de los lugares con más importantes de Asturias es Covandoga.

Su historia, tradición y orígenes lo convierten como un enclave indispensable para conocer la historia de esta tierra.

Sus orígenes

Si hablamos de los orígenes de Covadonga a nuestra mente nos viene un nombre propio a la cabeza, hablamos de Pelayo, primer rey de Asturias.

Pelayo fue el primero que se atrevió a forjar la rebelión astur que los liberaría del poder musulmán que se imponía sobre la península y por supuesto en Asturias.

El monte de Auseva será recordado por ser el lugar dónde se libró el legendario episodio bélico. Un hecho que dio lugar a la batalla de liberación del pueblo norteño de los musulmanes.

La gruta de Covadonga, junto con el monte Auseva, fueron los lugares elegidos por los rebeldes que se atrevieron a desafiar al poder musulmán instalado en la península para refugiarse.

gruta de covadonga

Estos dos enclaves de los picos de Europa fueron los dos principales focos de la resistencia, desde donde se fraguaría el alzamiento del pueblo asturiano contra la invasión musulmana.

Poco a poco se fueron expandiendo por otros núcleos de resistencia, como el valle de Cangas de Onís y otros valles montañosos que les ofrecían la protección de bosques y montañas para seguir fraguando la rebelión.

Pelayo, una figura imprescindible

A decir verdad, no hay mucha documentación de la época, pero lo que se tiene, revela que fue una persona muy carismática y un buen estratega militar.

Desde luego también fue el líder indiscutible capaz de alzarse como la figura que plantaría cara a los musulmanes en el año 718, siendo elegido por los astures como la persona que les llevaría a la victoria y cambiaría el rumbo de la historia.

pelayo batalla covadonga

Una vez fue proclamado líder del levantamiento, vendría la importante victoria sobre el ejército musulmán de Alkama.

Y así fue como empezó a gestarse el reino de Asturias, escribiéndose un nuevo capítulo en la historia de España.

Sobre los orígenes de Pelayo se sabe muy poco y si bien se especula sobre si era un noble de la élite astur o un noble godo fugitivo, la realidad es que no se sabe a ciencia cierta, lo que alimenta aún más el mito.

Cangas de Onís la capital

Pelayo y los suyos, bien conocedores del terreno, decidieron atraer a los musulmanes hacia el valle de Cangas de Onís.

Allí replegados, Pelayo aguantó hasta que el ejército musulmán cayó en su trampa. De este modo, consiguió atraerlos a la parte más angosta del mismo, cerrada a cal y canto por el monte de Auseva.

Encerrados y sin posibilidad de huida, los musulmanes fueron derrotados por los rebeldes, incluso su jefe Alqama. Esto supuso un golpe de efecto en la moral del ejército astur que se vio con posibilidades de iniciar la reconquista.

Cangas de Onís pasó a la historia como la primera capital del nuevo reino astur.

Pelayo decide establecer ahí el centro de la resistencia, convirtiéndola en la capital de la esperanza.

La propia geografía de la zona favorecía que no hubiera una contra batalla por parte de los musulmanes. ¿Por qué? Porque al no conocer la zona se dieron cuenta, que en los montes asturianos no tenían opción alguna de victoria.

Poco después, Pelayo sabía de la importancia de forjar nuevas alianzas y aumentar así el ejercito que consumaría el levantamiento contra los musulmanes

Por ello, decide asociarse con los cántabros para expulsar a los musulmanes de la península.

Cuenta la leyenda que tras la batalla y el triunfo de Covadonga le fue entregada a Pelayo, una cruz de madera que simbolizaba la tan importante victoria sobre el ejército musulmán gracias a su divina intervención.

Los astures se hicieron fuertes en dicha zona de los Picos de Europa, los escritores de esta época medieval, vieron en estos sucesos el favor divino que según ellos, la Virgen otorgó a Pelayo para alzarse como el mesías que liberaría al pueblo astur de la invasión musulmana.

Forjándose así el mito.

A día de hoy se puede recorrer la ruta de la llamada reconquista. Se trata de el recorrido que siguieron los huestes cordobeses para intentar salir de la encerrona que les había preparado Pelayo.

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